El éxito es 99% de transpiración Y 1% de inspiración, por eso hay que cultivar y cuidar a ese pequeño porcentaje y dedicarse a trabajar, a transpirar, para conseguir lo que se quiere.
No existe el éxito sin esa cuota aparentemente abultada de trabajo ni tampoco sin ese mínimo porcentaje de inspiración, que para efectos prácticos llamaremos creatividad; es una sabia combinación de ambos, donde la mayor visibilidad está en lo numéricamente menor y lo que más trabajo y tiempo lleva, pero no se suele ver, es precisamente el trabajo que cuesta que la creatividad tome las formas necesarias.
A la creatividad hay que darle de comer, alimentarla, masajearla y estar siempre pendientes de su buena salud; como es pequeña y esporádica, NECESITA cuidados.
El trabajo es masivo, envolvente y ojalá constante porque de esto último dependerá que ese 1% creativo aterrice y encuentre que la pista se construye; a mí me hace mucha gracia cuando alguien infravalora el trabajo, lo ningunea y le da todo el crédito a la inspiración –creatividad para nuestro caso- sin advertir que las jornadas dedicadas a obtener algo que resulte potable, son muchas y al final tienen un peso infinitamente mayor, aunque sean grises, que ese destello brillante que no es nada sino un fuego fatuo sin el apoyo del trabajo hacedor.
Nunca menospreciemos al trabajo. LA IDEA, es eso: un comienzo, un punto de partida; su implementación, o sea, lo que cuesta trabajo pesa 99%.
Publicado en codigo.pe 9.8.2019.
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