No sé si llamarlo “movimiento”, pero en todo caso este es de violento retroceso o “colectivo”, palabra que desprestigian porque lo que son es un hato, una acumulación de pus, una manada que se auto titula “Con mis hijos no te metas” y creen que enarbolando las banderas de la familia y el cristianismo pueden pasar disfrazados de corderos, de “Agnus Dei”, de matronas y patriarcas impolutos y buenos.
Son esa jauría que va gritando ataca para tratar de infundir miedo y ataca imponiendo ideas que son como el “cuco” de los cuentos o el balbucear idiota del ogro de la fábula.
Son iguales a esos asesinos del MRTA que un día como hoy, 31 de mayo de hace treinta años (1989), sacaron de una discoteca en Tarapoto, a ocho ciudadanos y los fusilaron por el “delito” de ser homosexuales y hasta hoy son impunes.
El odio, el temor a lo que es diferente, no son exclusivos de la derecha ni tampoco de izquierda: son patrimonio común de esas bacterias que se disfrazan de personas para infectar el aire.
Los conocemos bien: odian, diseminan –engañando- su odio, promueven la violencia y asesinan. ¿Esto es lo que queremos?
A las alimañas se las combate o se las elimina y no podemos permitir que en nuestro Perú las haya en el congreso y se metan en él haciéndonos creer que “están en su derecho”.
Imagen: manoalzada.pe
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