EL MALO


EL MALO

Se cansó de que siempre le ganaran con trampa, que le ofrecieran un sitio adelante en la cola, previo pago, por cierto; se cansó de poner la otra mejilla para la cachetada que venía; estaba hasta el copete de ser un ninguneado, de ser un excluido de la “vida normal” y decidió ser malo, usando las mismas “armas”, trampas y argucias que la mayoría de los que se llaman a sí mismos triunfadores –y los que así son reconocidos- emplean para conseguir estar bien, obtener lo que quieren y ser los “ganadores” en la vida.

 

Le costó ser malo pero se acostumbró porque la rapidez con la que conseguía cosas, prebendas y hasta honores lo envolvió y llegó a opinar que ser bueno era ser un idiota o que la bondad era en verdad debilidad y que los fuertes “tenían” que ser malos.

 

Así siguió viviendo hasta que alguien igual de malo, pero quizá un poco más que él, con más tiempo en la brega o tal vez más audaz, lo asaltó y sin hacerles caso a su cara de malo, a sus malas palabras, a sus violentas amenazas, le metió un tiro en la pierna para que aprendiera, pero su mala suerte hizo que la hemorragia imparable que produjo la bala en la arteria femoral, lo matara.

Digamos que murió en su ley.

 

Imagen: http://www.imagui.com

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