Los colores de la tarde iban cambiando para dar paso a lo que terminaría por convertirse en oscuridad; el reino de lo incierto se apoderaba de lo brillante y conocido trayendo extraños ruidos, ecos lejanos y ese escalofrío que ponía la piel de gallina ante la tremenda sospecha de algo que no podría controlarse.
La noche era lo opuesto al día y las criaturas de este temían a los fantasmas que, ciegos e inmateriales, hacían de las horas sin luz una verdadera eternidad.
Imagen: leyendohastaelamanecer.com
Los albino de la luz. Interesante, otro dìa sin difuntos.
Vamos avanzando, lo malo es que en la ruta hay muchos cementerios, con sus depositados incluidos. 🙂 🙂
Dame adelanto, morirà alguien mañana?
Sorry pero sábado y domingo dejo descansar a los lectores… Y a los muertos! 😲✌️😄🤧