Lo estaban obligando a comer, a pesar que se negaba desesperadamente, una mezcla que tenía bicarbonato de sodio, azúcar invertida, suero de leche, ácido fólico, grasa vegetal, sal, rivoflavina y harina de trigo…
Los sacudones que le daba su hermano lo despertaron asustado y atontado de la pesadilla, con un sabor extraño en la boca.
Después recordó, al ver el paquete de galletas vacío, que mientras se las comía, metido en la cama, leía los ingredientes.
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No es bueno comer antes de dormir.
No y tampoco enterarse de lo que uno come (si lo hace)… 🙂 🙂