Alan García se asiló, porque según él es un perseguido político. Igual que Hinostroza, el juez que está preso en España, esperando la extradición..
Esta es la segunda vez que el señor Alan García, ex presidente del Perú, hace uso de la figura del asilo argumentando persecuciones de índole política y al que todo lo que se le imputó y por lo que fue investigado o prescribió por estar asilado en Colombia o fue convenientemente archivado “por falta de pruebas.
Bueno pues, Uruguay que ya manifestó que le concederá asilo y luego seguramente España, su país habitual de residencia y donde parece sentirse protegido y cómodo, será su destino; la Justicia y sus procedimientos son para los cualquiera pero no para él, paladín de la libertad y la democracia: “Qué lo prueben… ¡imbéciles!”, dijo, pero prefirió irse “por si las moscas”, no fuera a ser que los imbéciles probaran algo.
Atrás han quedado sus bravatas del “honor de quedarse en el Perú”, la de que “el que nada debe nada teme” y la tan repetida “no recibí ni pedí nada, como otros” y aunque tal vez no hayan sido sus palabras exactas, el considerar imbéciles a quienes lo investigan no hace más que corroborar ese creerse el mesías de un orden nuevo sobre el que ha aportado mucho para beneficio la humanidad; definitivamente pareciera que se considera demasiado para ser par de esos imbéciles y los otros imbéciles que creen en las imbecilidades que los imbéciles balbucean babosos.
Alan García se asiló porque dice que lo persiguen y tal vez tenga razón, ya desde hace bastante tiempo que le viene siguiendo los pasos una señora vendada, con túnica y con una balanza en la mano.
Imagen: gestión.pe
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