Sintió que iba a suceder. Era la primera vez que le ocurría algo así y primero se asustó mucho: había sido como un vahído que solamente duró un instante, pero luego pasó; se quedó pensando un rato en su padre, saliendo de la casa, rumbo al trabajo.
Esa noche, estuvo muy nervioso hasta que no pudo más y regresó a la casa: abrió despacio la puerta de calle y le volvió el alma al cuerpo al escuchar la voz de su padre que preguntaba si era él.
No se le ocurrió comentarle que lo había visto caer del andamio y tuvo que correr a darle un abrazo silencioso.
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