Había aprendido los colores de la naturaleza: las innumerables tonalidades del verde, los azules infinitos, los rojos, los amarillos y sus combinaciones estuvieron siempre allí, a su disposición y se hizo pintor.
Sobre las telas hacía vivir campos, mares, sembríos y cielos; era un regalo ver sus pinturas y reconocer en ella los sueños; una mañana abrió los ojos y todo lo vio en blanco, negro y gris.
Imagen: www. utilidad.com
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