El sol calentaba calles, edificios y cabezas; era la hora en que el calor llegaba a su punto máximo, cuando hasta la ropa fastidiaba y los perros buscaban cualquier sombra para protegerse.
Él avanzó unos pasos, dudó, miró hacia arriba, al cielo y la luz le hirió los ojos, haciendo que los cerrara; decidió que sería por el fuego y que esa noche ella sentiría el mismo calor de ese mediodía asfixiante.
Imagen: http://www.surfosmagazine.com
Ah, ese calor asfixiante… aquí ahora lo echamos de menos 🙂
Bueno, aquí en Lima, en verano hace calor, pero no exageradamente… ¡ni mucho frío en el invierno tampoco hace, aunque la humedad aumenta y puede llegar, en algunos sitios al 99 o 100%… 🙂 🙂
Ahora que estoy en pleno invierno, echo de menos el calor. Y cuando tenga calor… Echaré de menos al invierno.
Sule ser así… Inconformismo le llaman… 🙂 🙂
Vengan a Buenos Aires, acá hay un calorcito hermosamente insoportable que sieeeeempre está acompañado de humedad
El mucho calor y yo no es que seamos amigos…¡soy animal de invierno (invierno limeño, claro). 🙂 🙂
Que´ humedad más bárbara 🙂
Dicen que en Lima, lo que hay que tener es branquias… 🙂 🙂 🙂
jajaja
🙂 🙂 🙂