El viento le agitaba los cabellos y él creía que se los llevaba de a pocos, por eso usaba sombrero o gorra siempre que estaba afuera, cuidándose; ya crecido y calvo, siempre le echó la culpa al viento y no se fijó nunca que dentro de sombreros y gorras se iban sus cabellos, porque al asunto genético no hay quien le engañe.
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Un texto muy simpático, me gustan mucho tus micro relatos!!!!! Sabés contar una historia con poquísimas palabras!
¡Gracias! La vida está hecha de historias mínimas… 🙂 🙂