SOLIDARIO.
Mes: enero 2018
EL SUEÑO DEL ABUELO.
Cuando yo era chico, recuerdo que mi padre me contaba que su padre soñaba con tener una mina de talco; por ese entonces lo único que yo sabía del talco era que tenía marca “Jhonson´s” o “Mennen” y que venía en unos envases con la tapa que tenía huequitos y que si uno la giraba, moviendo el envase, escapaban nubes de un polvo blanco, etéreo, que echaban a los bebes y mi mamá en la parte de adentro de los guantes de jebe que usaba para lavar.
El talco para mí no tenía misterio porque siempre hubo en casa y resultaba parte integrante del botiquín del baño; era un envase más que estaba guardado junto con los polvos “Takazima” (¡igualitos al talco!) que mi padre tomaba, bien deshechos en agua, para la digestión; la pasta para dientes “Kolynos” en su tubo amarillo con letras verdes, los cepillos, el frasco de mercuro-cromo, un pote de algodón, esparadrapo, el agua oxigenada, un frasquito de alcohol, el “Jarabe Calmante de la Señora Winslow”, una botella de “Maravilla Curativa de Humprey’s”, las gotas de “Mistol” para los resfriados, el potecito de “Arrid”, crema desodorante; alguna que otra venda, la taza de vidrio del jabón de afeitar, la brocha y la máquina con su hojita “Gillette” de doble filo que usaba mi papá…
Vuelvo a decir que el talco era en casa, parte del botiquín con espejo que estaba sobre el lavatorio del baño en el segundo piso de la casa de la calle Ayacucho donde vivimos en Barranco; esa casa de terrazas soleadas en verano y vistas tras las ventanas en los inviernos grises con garúa finita, como brisa gruesa del mar…
Nunca entendí entonces el sueño de mi abuelo y pensaba que hubiera sido mejor soñar con una mina de oro, total, pensaba, en el Cusco, donde vivían ellos antes de que mis padres se casaran y apareciera yo como el último hijo, podía suceder cualquier cosa: allí estaban la hacienda, los primos, los tíos y el misterio de algo adivinado.
El sueño de mi abuelo, según supe después, porque yo no conocí a ningunos de mis abuelos paternos ni maternos, no se realizó nunca, pero fue una de las historias que al contar no me creía nadie, porque era impensable para un chico de entonces, que existiera una mina de talco.
Imagen: Fotografía circa 1900 del abuelo Manuel Echegaray Pareja, por C. Gismondi.
GODIVA
Una mujer, una historia y un símbolo. Para leer despacio. ¡Gracias Lord Alce! 🙂
GODIVA
Lady Godiva, por John Collier.
La niña no entendía por qué su madre estaba haciendo eso y repetía una y otra vez:
—¡Quiero que entre la luz del sol!
Pero sus protestas caían en saco roto cuando su madre, con gesto adusto, la obligaba a subirse a la tosca banqueta que el abuelo había tallado con sus propias manos, ordenando:
—Cuelga la manta y calla, Rose.
Era una escena que se repetía en todas las casas de la aldea: pequeños que no entendían la razón por la cual sus padres, más serios que de costumbre, estaban tapando las ventanas de sus hogares hasta convertirlos en recintos cerrados y oscuros, en los que el olor a miseria, a trabajo esforzado que apenas rendía frutos, a sufrimiento y enfermedad producida por las agotadoras labores del campo, parecía multiplicarse en la oscuridad.
Los niños se sintieron oprimidos por primera vez en sus…
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HAY «PADRES DE LA PATRIA» QUE LO DICEN…
Aviso de «Librerías Gandhi», México.
La pelea en vivo entre Jaime Bayly y un periodista venezolano
(De: «El Comercio» Perú.)
El periodista Rafael Poleo fue invitado al programa de Bayly para una entrevista que terminó entre gritos y señalamientos

El conductor Jaime Bayly ha sido un ferviente crítico al régimen de Nicolás Maduro. (Captura: YouTube)
El periodista peruano Jaime Bayly finalizó de manera abrupta una entrevista en vivo con el conocido periodista venezolano Rafael Poleo cuando se tocaba el delicado tema de la crisis que se vive en el país sudamericano y sobre los funcionarios que rodean al mandatario Nicolás Maduro. El video del incidente ha sido compartido y reproducido miles de veces en YouTube.
Durante la entrevista en el programa Bayly Show, el conductor de televisión cuestionó a Poleo sobre la situación de Venezuela y el periodista respondió insinuando que Estados Unidos estaría mostrando interés en el petróleo venezolano y afirmando que el ministro de Comunicación e Información, Jorge Rodríguez, era una de “las voces más cultas” del chavismo.
Esto desató la indignación de Jaime Bayly, quien señaló alzando la voz que era inadmisible defender al régimen de Nicolás Maduro y que Poleo le ponía “adjetivos dadivosos” a Jorge Rodríguez, quien, según el conductor, es un hombre “que tiene las manos manchadas de sangre”.
«Otro regalito… un hombre culto Jorge Rodríguez», ironizó Bayly. «Me sorprende lo benévolo que eres tú con los figurones del chavismo», agregó de manera enérgica.
SALSA DE AUTOR.
SALSA DE AUTOR.
Almorzábamos los tres, Alicia, Paloma y yo, un rico plato de comida peruana, llamado “carapulcra” hecho con papa seca, acompañado con arroz blanco y preparado por Paloma, que es una exquisita cocinera, cuando pedí que me pasaran la salsa de picante (que nos trajo Alicia María de un viaje a Iquitos) que estaba en un pomito cuya etiqueta nuestra hija miraba atentamente: “No hay” me dijo, “lo que hay es salsa de autor…”; de inmediato reí imaginándome salsa de Vargas Llosa o de García Márquez, por ejemplo, pero ella me retrucó: “Si al autor le dicen Mono…”, primero me quedé “en neutro” y luego reí más fuerte porque al ají del que está hecha esa salsa, se le llama “pipí de mono”…
En este caso, lo explico, “pipí” no significa orines, como puede creerse, sino “pene” y se llama así a este tipo de ají, sumamente picante, por su forma (lo dejo a la imaginación); claro, visto así, el asunto no es muy recomendable si uno está comiendo…
Para finalizar diré que la salsa es buenísima y la preparan en la Amazonía: “Sabores de la Selva”, es la marca; solamente espero que la selva no sepa ni a Mario, a Gabriel, ni tampoco a esa parte de un simio.
Imagen: http://www.spicegarden.eu
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