Vivía en una ciudad grande que se extendía por las faldas de los cerros y la llanura. Era muy grande la ciudad.
Habitaba uno de los muchos bloques de edificios que se habían construido últimamente; pasó de una casita lejos de todo a este pequeño departamento que también quedaba lejos. Tal vez por eso, acostumbrado a lejanías de todos y de todo, no hizo ninguna amistad con los vecinos y pasaba los días recluido en un cuarto que tenía la luz del sol por las mañanas y a las 6 de la tarde, la penumbra hacía que encendiera la luz.
La ciudad tenía más de 12 millones de habitantes y él estaba en su cuarto, solo.
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