No aceptaba haber dicho cosas como “esas”.
Sentía que su trato era muy fino y que los ordinarios y vulgares eran otros; los demás, para ser precisos.
Reía tapándose delicadamente la boca, por si alguien podía sospechar que se burlaba.
Le decía “papel toilette” al papel higiénico y le daban repeluznos la basura.
Era impensable, muy poco higiénico y desagradable confesar que iba al baño.
Nunca se permitió escuchar o contar algo subido de tono, porque se avergonzaba.
Se lavaba las manos cuando tocaba algo que consideraba como “sucio”.
Esa tarde, quiso el azar que una paloma que pasaba volando, la cagara en la cabeza.
pero en mi pais eso es suerte ja,ja,ja…
El otro dia me vagaron varias palomass… no es gracioso
¡Para que veas que la suerte a veces es una cagada… 🙂 🙂
Ja ja ja
🙂 🙂 🙂 🙂 🙂