Dos filas de hormigas Iban por la pared y salían unas por la ventana y las otras entraban. Fuera, el jardín ocultaba los pasadizos subterráneos que eran su verdadero mundo ordenado, misterioso y metódico.
El niño las miraba fascinado y soñaba con largas caravanas de autos que en el verano hacían fila para ir a la playa y que él veía pasar por la carretera, mucho más lentamente que las filas de hormigas.
De pronto el spray insecticida aniquiló a las hormigas que iban y venían; también aniquiló su sueño. Ellas, recompondrían las deshechas rutas y él aprendería que los sueños se van y que la realidad puede matar.
Debe estar conectado para enviar un comentario.