En la huerta se refugiaba cuando podía y no estaba en la cocina ayudando a su madre a preparar el desayuno, el almuerzo, el lonche y la comida de los señores de la casa.
Ella, la señora, era renegona, gritaba y desconfiaba de todos y de todo. Pedía de inmediato el vuelto de la compra y lo contaba hasta el último centavo. El señor era callado y tranquilo; sufría a su mujer y parecía que la única vida familiar que compartían estaba alrededor de la mesa, en esos cuatro momentos del día. El resto lo pasaba en su escritorio y después de comer, dormían en la misma habitación, pero en camas separadas.
Nunca nada estaba bien. Faltaba sal o estaba salado; el chupe era pura agua, los fideos babosos o la carne quemada. Cada plato probado provocaba una letanía de insultos a su madre, que él oía desde la cocina; un día y otro día y otro y otro más.
Hasta que decidió que intervendría y le dijo a su madre, la que llorando le pidió que no dijera nada.
Los insultos siguieron y los llantos de su madre también. Pensó en una venganza y desechó varias alternativas porque le parecieron poco prácticas; hasta que un día se le ocurrió algo que le pareció práctico y sobre todo seguro.
Viejos arequipeños, los señores, almorzaban “chupe de viernes” justamente ese día de la semana. Era toda una ceremonia prepararlo y su mamá se esmeraba. Era el único plato por el que la señora no gritaba invectivas; se quedaba callada y lo terminaba todo; entonces el marido alababa y le agradecía a su madre, guiñando siempre un ojo.
Ese viernes, en el almuerzo, su madre sirvió al señor y luego de un momento, él llevó el plato humeante de chupe para la señora. Regresó a la cocina y se quedó muy quieto, mientras la pareja comía. Antes de recoger los platos, el señor repitió lo de todos los viernes: “de chuparse los dedos”, se rio de su chiste y guiñó el ojo. El postre era arroz con leche y la señora dijo que parecía engrudo; “esta india no aprende”, terminó.
En la cocina él lavaba el vaso donde había hecho la pila que echó en el plato de chupe de la señora.
Debe estar conectado para enviar un comentario.