TOCCATA Y FUGA


CIENEGUILLA

 Johann Sebastian Bach. Claudio Ramírez Alzamora.

Música e imagen indesligables de mi memoria.

Claudio, “El Búho”, nos recibía y daba la bienvenida, generalmente con esta imponente melodía, en nuestro encuentro diario con la Misa. Claudio tocaba el órgano en la iglesia del colegio Inmaculada, además de ser amigo, profesor y organizador del coro.

Alguna otra vez me he referido a él, pero ahora, que escucho a Bach, me remonto en el tiempo y nos veo entrando en fila de a uno para ocupar los sitios en las bancas, mientras resuenan las notas de la Toccata en D Menor. ¡Qué maravilla “El Búho” está tocando y diciéndonos que empieza el día!

No puedo escuchar a Bach sin acordarme del amigo mayor, que nos acompañaba a los campamentos, participaba de nuestras bromas y cómplice siempre, era la imagen viva del ex alumno que seguía ligado al colegio, como Eduardo Mazzini, Genaro Herrera, Ricardo Hague, Fernando Saldías, Antonio Cusato y algún otro que se empeñaban en desasnarnos y conseguir que estudiáramos…

Amistades sin intereses ni fronteras; sin “esto es mío” y con “préstame un lapicero, que no traje”. Amistades con mandil kaki, recreos y sánguches en “El Gordo”. Amistades en el paraninfo, formales, escuchando alguna disertación aburridísima. Amistades de góndola azul; corbata y saco también azules. Amistades que vienen desde el año 52 y crecieron hermosamente con el tiempo.

“El Búho” es un hito y una amistad. Lo recordamos todos, estoy seguro, como parte de ese tiempo maravilloso en La Colmena.

 

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