
Asistimos a un penoso espectáculo, donde la educación y la cortesía han desaparecido del congreso, salvo muy raras excepciones. Las expresiones subidas de tono, ofensivas y francamente groseras cruzan como piedras en una guerra primitiva. De quienes se debería esperar mesura y reflexión que puedan producir leyes útiles, se escuchan insultos, gritos y tonterías que dicen mucho del nivel congresal.
Es verdad y lo repito, hay excepciones, pero son las que confirman lo que parece ser una regla. Y es que parece que se esmeraran cuando hay prensa que puede reproducir sus exabruptos. Calculo que se sienten guerreros y gritan para asustar al enemigo, “bajonearlo” y demostrar que son valientes. Son “políticos” y causantes en gran parte del descrédito de la palabra y la función. Son “políticos” pero no aprendieron que la educación y la cortesía forman parte importante de lo que hacen.
Oí en televisión a una congresista decir que ellos son 24 horas al día, 7 días por semana. Todo el mes, doce meses al año y cinco años, congresistas. Tiene razón. Lo malo es que no sé por qué se tiene que aguantar todo ese tiempo a quienes se comportan como patanes…, o son.
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