Si ahora todo es un desbarajuste donde cada uno jala por su lado y no importan los contusos, conforme se avance hacia la votación presidencial, el tema se va poner color de hormiga.
Hay ensayos y amagos con ocasión de la elección de la mesa directiva parlamentaria; eso, que en comparación a la población votante del Perú, los congresistas son una micro minucia. Sin embargo las ambiciones, componendas, tiras y aflojes son inocultables. Imaginémonos lo que pasará pronto en el país. Actualmente el despelote no lo entiende nadie, mientras nuestro Perú se desangra de manera imparable. Si el hoy es turbulento, el futuro va a ser la tormenta perfecta. Esto no es ser pesimista sino objetivo con algo de experiencia. Experiencia que los ciudadanos tienen, pero no parece servirles para nada: no aprenden. No lo quieren hacer porque se sienten cómodos, porque tienen mala memoria parece que a propósito.
No sé si estamos a tiempo de enmendar rumbo y no seguir derecho al desastre. Lo tremendo, es que parece que ensayáramos y deletreáramos con fruición la palabra, sin entender que después no hay vuelta de hoja.
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