Tenemos muchas leyes y muchas de esta son letra muerta. No se aplican y estamos como estamos.
Definitivamente no se trata de leyes. Tenemos cantidad y cada vez aumentan. Somos muy “leguleyos” y aplicamos el derecho según nuestra propia interpretación. Esto, cuando el derecho se aplica, porque las más veces es cancha libre y cada uno hace lo que quiere. Ni siquiera se puede decir que es la “ley de la selva”, porque esta por lo menos tiene un ordenamiento biológico.
En nuestro Perú pródigo en leyes y nulo en cumplimientos, unos piensan estar por encima de ellas y otros simplemente las ignoran o dicen que “mayormente desconocen”. Nadie tiene la responsabilidad de nada y menos la culpa. Cuando atrapan a alguien en flagrante delito, simplemente niega lo evidente, porque sabe que los agujeros legales y la venalidad de muchos funcionarios le aseguran pronta libertad… ¡para seguir delinquiendo!
Nos molesta formar colas y respetar el sitio; cuadramos nuestro autos en el espacio reservado para los discapacitados y nos enojamos si alguien nos llama la atención. Parece que son deportes populares atropellar y pegar a la policía y reclamamos porque no nos atienden primero. Creemos que el apellido es una patente de corso que funciona como paraguas frente al derecho de otros.
Somos de lo que no hay, pero envidiamos a los suizos. Alabamos la industriosidad japonesa y la calidad alemana, pero no nos ponemos a pensar en cómo conseguirlas.
¿Para qué se necesitan leyes si se vive tan bien de esta manera? ¿Para qué complicar las cosas si la vida es tan simple? Hecha la Ley, hecha la Trampa.
Diste en el clavo estimado Manolo, como siempre son los valores lo que podrían hacer la diferencia y cubrir los vacíos de la ley, pero valores no hay, y no que decirte de los modales y el respeto de los derechos de otros. Es la cosecha de la falta de lectura, una educación escasa, y el mal ejemplo de nuestras autoridades. Ojo, esto no es excusa!!
Es un problema dar en el clavo, porque parece que se clava un ataúd. 😦