Tenía otro nombre.
Antes la gente acudía a él para que resolviera sus problemas y poco a poco resultó que revolvía los problemas de la gente.
El dinero comenzó a llegar “volando” y los billetes aterrizaban como avioncitos de colores, principalmente el verde, en los bolsillos convenientes para torcer dictámenes y cancelar favores.
Todo estaba cubierto, todo estaba tapado; era la ley del fuerte; la fuerza de la trampa.
Se negociaba todo: “propiedad” de terrenos, sentencias favorables, desalojos violentos y conciencias mudables.
La presión ha hecho que esto explote por diferentes sitios. Explosiones pequeñas y grandes explosiones. Hay que apagar incendios porque la casa vieja, un presunto burdel, arde por varias partes.
Las ratas van saliendo a la luz: algunas asustadas y otras muy confiadas porque van disfrazadas de conejos.
El Joder Puticial se está quemando y ojalá que los cuerpos de bomberos no puedan apagarlo para que así desaparezca; los sucios roedores no encuentren madrigueras, se quemen los expedientes truchos y las sentencias bamba.
Cuando el solar se encuentre despejado de escombros podridos y quemados, hay que sentar las bases de un edificio nuevo: que sea moderno, funcional y seguro. Uno que lleve el nombre antiguo, rescatado y brillando. Que ofrezca protección a las personas y asegure que lo que allí se hace, sea visto a través de paredes de vidrio. Porque ese lugar debe ser transparente y no un sucio refugio de alimañas.
DESGRACIADAMENTE ESTAS RATAS DISFRAZADAS DE CUYES Y CONEJOS SIGUEN GANANDO AMPARANDOSE EN LA IMPUNIDAD. LA TENDENCIA SIGUE ACCELERANDOSE HACIA EL MAL, DEBEMOS REVERTIR LA TENDENCIA. DICEN QUE OTORONGO NO COME OTORONGO YO MAS BIEN CREO QUE OTORONGONO COME M…..
😦 😦