EXTRAÑANDO A NONONE


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El “Cabo Nonone”, Reynaldo Nonone Vivanco, fue, allá por los años 50, el ejemplo de policía de tránsito en Lima.

Alegre, recto, eficiente y orgulloso de ser policía, Nonone era una verdadera institución en la ciudad. Era el símbolo del orden y la amabilidad de una Lima que fue creciendo poco a poco hasta llegar ser lo caótica y peligrosa que es ahora.

Parece que en todo el mundo, la policía, en vez de inspirar confianza, provoca temor. El miedo de los ciudadanos a personas que representan a la autoridad, que van armados y utilizan la fuerza. Sucede en Israel, pasa en Estados Unidos y prácticamente en cualquier parte donde la ley haya perdido su verdadero sentido.

Aquí, si bien hay policías honestos y que arriesgan cada día sus vidas por defender a la sociedad, hay también quienes lucran con la gasolina destinada a los patrulleros; los que piden una “colaboración” para no poner una multa y quienes alquilan el prestigio de ser policías y muchas veces sus armas oficiales a la delincuencia que deberían combatir.

¿Dónde está “el amigo del barrio”; el policía de la esquina que contestaba los saludos de vecinos que se sabían protegidos por él y por sus compañeros?

El crecimiento trae problemas de reconocimiento. El crecimiento trae problemas de personalización. El crecimiento puede tener ventajas, pero tiene problemas.

La violencia que se percibe en todo el mundo en la policía, tiene que ver con la deshumanización que traen consigo el crecimiento y un “progreso” mal entendidos.

El “Cabo Nonone” es un recuerdo limeño. Un buen recuerdo de cuando las cosas eran diferentes. En todas partes.

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Publicado por

manoloprofe

Comunicador y publicista desde 1969. Profesor universitario desde 1985. Analista y comunicador político desde 1990.

8 comentarios en «EXTRAÑANDO A NONONE»

  1. El Gran Nonone. ¿Qué haría hoy Nonone en esta ciudad esquizofrénica?¿Cuántos Nonones se necesitarían para poner un poco de orden? Si pasamos cualquier día de estos por esa esquina de la Plaza San Martín, no veríamos el paisaje urbano que se ve en la hermosa foto que ilustra tu artículo, querido Manolo. Los que manejábamos por ahí, al ver a Nonone, nos sentíamos seguros y obedecíamos sus órdenes con gran respeto. Esa experiencia no volverá más.

    Reyes se llamaba el policía de mi cuadra y de mi barrio miraflorino. Nos cuidaba y nos dejaba jugar fulbito en la calle y en las tardecitas, cuando calculaba que no había moros en la costa y que todo el mundo estaba echando la siesta, se sacaba la gorra, se aflojaba las botas y se ponía a jugar con nosotros un buen rato. Pateaba fuerte la pelota. Eso sí, no nos metía foul. Nunca nos metían foul los policías.

    Esa taza de café con leche con sus dos panes con mantequilla que tomaban en la cocina de la casa, se lo merecían todos esos reyes que nos vieron crecer.

    Un día, una terrible noticia ensombreció la mañana. Una decepción amorosa para unos o una enfermedad incurable para otros, hizo que Reyes amaneciera muerto al pie de un acantilado del Malecón Balta. Al borde del precipicio, lo esperaba su inseparable pastor alemán, moviendo la cola.

    ¿Ya viste los videos del Británico?

  2. Mi querido tocayo:
    Creo que son tiempos que no volverán, en que todo era más pequeño y amable. Más humano.
    De pronto solo queda recordar y agradecer que se vivieron.
    He visto lo del Británico; no te comenté, porque a veces veo, disfruto y los guardo en el archivo. Te felicito de veras. Es algo muy hermoso. Como te digo, están guardados en el archivo de la compu y en mi corazón.
    ABRAZO FUERTE Y NO TE OLVIDES QUE HAY UN CAFÉ ESPERANDO….
    MANOLO. 🙂

  3. ME gustaría tener mas información acerca de e este personaje soy un comunicador y busco hacerle un documental . cualquier que tenga información u material que me pueda ayudar por favor comunicarse al Correo Roberto_Tb31@hotmail.com serian de mucha ayuda cualquier que fuera la ayuda Gracias.

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