Nos avisa, nos está pasando la voz.
El tsunami que viene y que lo más probable es que arrase todo con olas de cuchucientos metros, se forma poco a poco ante la indiferencia de unos y la complicidad suicida de otros, que alquilan sillas para ver el fenómeno; venden cámaras fotográficas, cancha, sánguches y bebidas. Hay quienes ofrecen recuerditos: polos, llaveros, viseras y almanaques de plástico. Se ofrecen lentes oscuros y todo lo “necesario” para equipar con todo a un buen espectador.
Nadie parece preocuparse mucho por si hay consecuencias, porque piensa que su seguro contra todo riesgo cubrirá si hay problemas.
El tsunami que viene puede no dejar piedra sobre piedra y sí, dejar chiquititos a huaycos, terremotos y desgracias sin nombre…
Y a propósito, ya que hablamos de nombres, así como se le ponen uno a los tornados y a los huracanes, este tsunami tiene su patronímico. Se llama “Elecciones del 2016”. Y que se viene… ¡viene!; estamos avisados.
Debe estar conectado para enviar un comentario.