Una cacería incruenta y enriquecedora, que para muchos puede parecer aburrida o inútil. A mí no me parece nada de esto y la practico siempre que puedo; la cacería de palabras tiene la emoción del descubrimiento.
Es un deporte que me permite aprender. Los cazadores de palabras están por todo el mundo y no andamos tras una especie en extinción.
Desde que lo recuerdo, siempre que veía una palabra nueva, buscaba su significado y así me hice amigo del diccionario en dos tomos, grande e ilustrado, que era de mi padre y hasta ahora conservo. Tiene palabras que ya no se usan, mapas de países que ya desaparecieron, se fundieron con otros o cambiaron de nombre; sus ilustraciones son dibujos y no fotografías y en él aprendí lo que era un coto de caza y estaba orgulloso de tenerlo.
Esta pequeña afición me ha abierto puertas insospechadas, llevado con la imaginación a lugares extraños y permitido disfrutar de innumerables horas pasadas examinando los especímenes obtenidos. Es cierto que no tengo trofeos colgados en la sala de mi casa, pero es que las palabras, todas ellas, me parecen tan supremamente importantes, que me gusta que estén vivas y llenas de significado, juntándose unas con otras y con sus cruces produciendo nuevas camadas de palabras que empiezan a gatear y se meten por todos los rincones buscando acomodarse.
La ventaja es que, con el tiempo, lo que fue un coto de caza pequeñito (que como yo era chico me parecía grande) se amplió enormemente, no ya con diccionarios, sino con todo el inmenso océano de la lectura. Ese mar infinito, que ahora sé, nunca se acabará antes que yo.
Soy un cazapalabras furtivo, porque en realidad no me interesa que haya una temporada para cazar abierta.
Me hiciste acordar a una época de mi niñez. Tú siempre fuiste un cazapalabras, y yo hice un cuento corto para un primo mayor, que buscaba como tú palabras en la biblioteca de los abuelos. Si gustas el cuento corto se llama No digas palabras es de diciembre del 2012. Es un recuerdo, para alguien que no está, que fué un estupendo conferencista, y escritor.
Un abrazo y hasta pronto.
¡Gracias por leer!, te lo digo siempre, pero es que no sabes como me alientan tus comentarios y saber que alguien mira las palabras que este cazador-coleccionista, saca a pasear. La mayoría son comunes, como los perros o gatos chuscos, fieles, cariñosos y sin complicaciones…
¡Voy a buscar el relato!
Abrazo y nos vemos… 🙂
Hasta ahora soy un Cazapalabras, con ayuda de varios «Tumbaburros» (Como le decía un padrecito de mi colegio) ahora busco el significado de esas rebuscadas palabras que usan los especialistas en comunicaciones digitales, por ejemplo.
Y si aún sigo aprendiendo, no paran de salir, siempre hay más. Por suerte 😀
¡Las palabras son hermosas! No solo hacen de puentes entre los hombres, sino que componen verdaderas guirnaldas de belleza. 🙂 🙂