Malala compartió el premio Nobel.
Algunos dicen que no hizo nada para merecerlo. Nada extraordinario. Son personas que piensan como los talibanes. Solo el que Malala viva, quiera educarse y luche por ello basta. Que traten de matarla por ello, basta.
Nunca nadie tan joven y con un testimonio personal tan natural y grande a la vez, mereció un premio Nobel. Estoy seguro que le critican ser mujer, ser joven y querer crecer como persona.
La critican los que creen que solo las hazañas inmensas y la muerte son pasibles de reconocimiento. Sin embargo ahí está: un ejemplo viviente, el espejo donde se pueden mirar otras mujeres que son consideradas un sexo de segunda y “propiedad” de alguien. Por eso, porque la podían seguir, trataron de matarla.
Malala está viva, es un ejemplo, un espejo, el triunfo de la humanidad que sabe erguirse encima de la miseria y la basura que otros van sembrando. Eso no solo se merece un Nobel, sino nuestro agradecimiento absoluto.
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