Seguramente creyeron que era un juego y lo mataron.
Seguramente creyeron que estaban sometiéndolo a “pruebas máximas” y lo mataron.
Segura mente “solo querían divertirse” y lo mataron.
Seguramente creían que los golpes que le daban no dolían y lo torturaron hasta matarlo.
Seguramente estaban acostumbrados a que sus víctimas no dijeran nada y este tampoco lo hizo: porque lo mataron.
Al sargento EP Luis Esteban Ching Bardales, lo golpearon y asfixiaron hasta matarlo.
No fue un sanguinario enemigo ni un artero delincuente. Fueron por lo menos 7 compañeros de armas.
Han detenido a un teniente, pero nadie va a devolver a la vida a un joven de 22 años que estaba sirviendo a su país cuando unas hienas lo asesinaron.
La risa o un remedo de ella, es el grito de guerra de las hienas. Las hienas son cobardes y suelen preferir la carroña, pero a veces, cuando están en manada atacan hasta matar.
Han matado a un hombre y seguramente reían mientras lo golpeaban y ahogaban.
Son hienas que visten de uniforme.
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