CHUNG YION


TALLARIN SALTADO

El domingo nuestra hija nos invitó a almorzar fuera y fuimos al chifa en Barranco. Pensé que iba a ser un viaje hacia el pasado, por lo menos geográfica y gastronómicamente. Y sí, fue un viaje, porque dimos vueltas y vueltas porque había calles cerradas y problemas de tránsito (y eso que era domingo). Llegamos y la calle Unión donde queda el chifa Chung Yion desde que tengo memoria (o desde que abrió) estaba llena de gente, autos estacionados y un ambiente digamos festivo. Por fuera y a la entrada, el chifa confirmó que el viaje al pasado era un hecho. Había sin embargo mucha gente haciendo una especie de cola amontonada y pensé que no habría un solo sitio, pero eran los que esperaban chifa para llevar. Dentro había otro mar de gente y caminamos despacio, yo asombrado porque aunque los “apartados” eran los mismos, pintados del mismo color, el local había crecido enormemente hacia el fondo; nos sentamos a esperar una mesa libre, en sillas que estaban en hilera, enfrentando a… ¡los baños! Para mi sorpresa (ante la cantidad de gente) nos llamaron a los diez minutos y entramos a un salón lleno de mesas abarrotadas y diría festivas. Nuestra mesa (eran dos) estaba numerada, nos sentamos, vimos el menú (que estaba impreso en los colores rojo y azul que recordaba de antes) y pedimos.

Mientras venía la comida, los mozos atendían sorteando mil obstáculos, trayendo fuentes con platos humeantes. Velozmente llegó el wantán previo, Inca Kolas chiferas, cubiertos e innumerables servilletas de papel. Antes de terminar los wantanes fueron arribando un tallarín especial, chicharrón de gallina, chancho al ajo, gallina enrollada con espárrago y chaufa (especial también)…

¿Qué tal estuvo todo?: ¡delicioso!

Los sabores se habían renovado, guardando lo verdaderamente esencial, pero agregándoles un maravilloso “no sé qué”.  Creo que así lo entienden todos, porque los comensales seguían llegando a pesar de ser las cuatro de la tarde.  Fue todo un delicioso viaje al pasado, viaje un poco bullanguero, es verdad, pero que remató con el obsequio de unos caramelos blancos “de conejito”, de esos que se comen con el papelito interno que los rodea. Solo faltó el té, pero no había sitio…

Chung Yion, sigues siendo un gran chifa.

Chinese-Chopsticks-02

Publicado por

manoloprofe

Comunicador y publicista desde 1969. Profesor universitario desde 1985. Analista y comunicador político desde 1990.

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