NOS ESTAMOS VOLVIENDO VIEJOS

Esta no parece ser una novedad conforme avanza la vida.

La sumatoria de años nos hace avanzar por el camino hacia la vejez y si no morimos antes nos convertimos en eso: viejos o ancianos, para decirlo de otro modo.

Sin embargo veo en las noticias que con referencia al siglo XX, en América Latina el promedio de vida aumentó y también veo que dicen  que hay bastantes japoneses de 100 años y más.

Es decir que la llamada “esperanza de vida” aumenta, gracias seguramente a la ciencia. Hoy sabemos más sobre diversas enfermedades, las controlamos y en general para que el estilo de vida se mueva a preservar esta y a prolongarla todo lo posible. Hace un tiempo un ser humano a los 50 años era casi decrépito y si llegaba más allá era considerado una rareza longeva.

Hoy miramos sobre el hombro al pasado y seguimos apagando velitas para celebrar cumpleaños.

Esto nos dice que cada vez seremos más, porque seguirán los nacimientos y se espaciarán los entierros. El hombre seguirá poblando la faz de la tierra, apretándose cada vez más y buscando espacio para desenvolverse mínimamente.

La lucha por lugares donde vivir se hará cada vez mayor. Y la buena tierra, con todas sus posibilidades no se dará abasto ni para albergarnos ni para alimentarnos. Ninguna novedad esta, porque visiones de futuros mucho más apocalípticos se han mencionado; sin embargo debemos pensar que la humanidad se enfrentará a un problema de alojamiento, comida y ocupación. No dentro de mucho nuestro planeta estará literalmente “lleno”. Es muy temprano para hablar de crear colonias humanas inmensas en otros planetas que “descompresionen” una superpoblada Tierra. Mientras tanto nos volvemos un mundo donde los adultos muy mayores son más y hay que prepararse: un viejo, en lugar de traba o estorbo es una posibilidad de sabiduría que no deberíamos desechar. Los “consejos de ancianos” son tradición en muchas sociedades humanas. Esta es una lección que debemos aprender, antes que sea demasiado tarde. Dicen que el diablo sabe más por viejo que por diablo.

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