«PUCHITO»


Ayer debía haber escrito esto, pero “descansé” porque el 8 de diciembre es feriado. Sin embargo la fecha de ayer la tengo marcada como el día en que falleció una persona a quien conocí, traté y tuvo gran influencia en mi vida. Se trata de “Puchito” o “Media Pilsen”, Fernando Vargas Ruiz de Somocurcio S.J., arzobispo de Arequipa, rector del colegio de la Inmaculada cuando yo era alumno, amigo y consejero, no sólo con palabras, sino con el ejemplo de su vida.

De pequeña estatura y arequipeño hasta la médula, tenía esa bonhomía que solo exhiben los que sin tener nada que ocultar, caminan por la vida haciendo todo lo que pueden para que esta sea mejor. Sí, Fernando fumaba y gustaba de tomar sus tragos. Y siempre recuerdo la anécdota que contaba mi padre del Papa León XIII, creo, que fumaba, e invitó a un cardenal un cigarrillo y este le respondió, negándose: “No, Santidad, yo no tengo ese vicio…” La respuesta del Papa fue: “Si fuera vicio, lo tendrías” Yo también fumaba y me tomaba mis tragos. No lo hago ahora porque lo primero sé que produce cáncer y me parece tonto hacer lo que no es correcto y ponerme en peligro y lo segundo, porque a raíz de los infartos cerebrales prefiero abstenerme, no vaya a ser que mi organismo se resienta con un poco de alcohol. Pero parte de mi recuerdo era el de un cura peruano, que fumaba discretamente y que cuando nos encargaba contar el dinero recaudado por el colegio durante la colecta para las Misiones, nos dejaba con las “alcancías” llenas de monedas y alguna botella de vino, en su oficina, en el colegio.

Guardo recuerdo de largas conversaciones con él, durante, lo que ahora sé, fue mi período formativo. Siempre tenía tiempo para nosotros, a pesar de lo que, supongo,  eran sus recargadas labores. Le gustaba mucho compartir con los alumnos historias y recuerdos. Mis antecedentes “arequipeños” pues mi madre era parte de una familia conocida, de “un apellido arequipeño” como se dice aún, eran un plus en la amistad, hasta que algunos compañeros directamente arequipeños, compartieron la “ventaja”, teniendo en cuenta que además venían  del colegio “San José” de esa ciudad. Pero Fernando siempre tuvo su puerta abierta para los que necesitábamos algo, desde una palabra, hasta una ayuda.

La vida lo llevó por un camino que resultaba expectante y llegó a ser Arzobispo Emérito de Arequipa. Lo visité alguna vez y conversamos sobre la posibilidad de interconectar más a la Iglesia con sus fieles, llevando a cada parroquia alejada un televisor, un VHS, un grupo electrógeno si lo necesitaban y proveer de videos interesantes y un “noticiero” con actualidades.  La televisión Así tratada podía convertirse en un medio muy poderoso. No existía por supuesto, Internet. Conversamos muy largamente, lo planeamos y quedó en nada. No le dio tiempo la vida.

Podría escribir mucho más, pero solo quiero recordar a un hombre que puede ser muy discutido, traído y llevado, pero que me enseñó una cosa fundamental. Una vez no dijo a un grupo. “No importa lo que hagan en la vida: ¡háganlo bien!” Y esa sencilla frase fue un norte para nosotros, sin importar los caminos y los encargos. Caminar derechos y cumplir con lo propuesto y esperado. Gracias Fernando, sé que fuiste amigo nuestro y nosotros tuyos.

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Publicado por

manoloprofe

Comunicador y publicista desde 1969. Profesor universitario desde 1985. Analista y comunicador político desde 1990.

2 comentarios en ««PUCHITO»»

  1. Hola primo, toda mi familia guarda gratos recuerdos de Monseñor Vargas Ruiz de Somocursio, él quería mucho a mi hermano Carlos y afectuosamente le decía Carlitos. Tuve oportunidad de verlo tanto en Arequipa, como aquí en Lima en la Iglesia de Fatima, incluso algunas

    veces me confesé con él, realmente era una persona única, fuera de serie, como buen arequipeño, sentía mucho afecto por los del terruño y muy especial con los Gómez de la Torre, a quien unía una gran amistad. Su hermana que es monjita, también es muy cariñosa y cuando vamos a la Iglesia donde ella esta le hace muchos cariños a mi mam

  2. Hola prima!
    Fernando fue además de un amigo, un gran consejero. Mi cariño por él es inmenso. Bien decía Napoleón(creo) que él no era un hombre grande sino un Gran Hombre. Creo lo mismo de «Puchito»
    Beso,
    Manolo.

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