POSIBILIDADES.


Hace unos días que no escribo en el blog. Ayer, Cristian, mi yerno, me lo decía.

Lo que pasa es que de WordPress menviaban una clave complicadísima a la cual yo no podía o no sabía acceder. El asunto es que hoy me senté decidido a llegar hasta ti. Es decir, me decidí a acceder a WordPress y a volver a poner una clave que recordara.

Me tomó algo de tiempo, pues veo pésimo y la falta de actividad me oxidó las reacciones. Pero luego de un par de intentos, aquí estoy. Sí pues, WordPress está hecho a prueba de gente como yo.

No se trata aquí de loar a WordPress, pero con un poco de poner de mi parte lo conseguí. Ahora con una clave que puedo recordar y escribir, todo irá mejor. Pero no dejé de escribir y he avanzado temas para un nuevo libro.

He escrito a diario, tratando de darles sentido a las cosas. Me tomará tiempo terminar, pero de este modo me entretengo. Y creo que esa es la razón. Escribo porque me entretiene. De otro modo, buscaría otra actividad que esté a mi alcance.

Ahora sí, volveré más seguido y como siempre, con banalidades como esta.

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TIEMPO DE OCIO.


El tiempo de ocio es éste que llevo a cuestas desde hace seis meses. Ocio forzado, pero bque me permite hurgar en los intresticios del día y descubrir en ellos que mis miedos son sólo míos. Ocio forzado que me lleva a descubir en la biblioteca volúmenes largamente olvidados einteligencias que fueron y dejaron su huella.

Estos meses han logrado que poco poco me encuentre a mí mismo y en el silencio he buscado las palabras correctas. Ahora siento que soy un poquito más sabio, que puedo comprender más y que en general, perdiendo un poco, me he enriquecido.

NOVEDADES?


Hoy que es domingo, no hay muchas novedades.

En lo personal, sólo que estoy esperando a un antiguo alumno de universidad y a su novia que llegarán en cualquier momento.

En el mundo debe haber muchas novedades, una a cada instante, pero yo no me entero sino de lo más grueso, como todos. En una época repleta de infomación y en la que el acontecer se banaliza los hechos que se suceden indefectiblemente y que se montan unos a otros como cuando un tren choca y los vagones se apilan.

Novedad es también el aire fresco y el sol que entra por la ventana. Todo es novedad. Basta empezar un nuevo día para que todo sea… nuevo!

Cada día que empieza tre el regalo de la vida que despierta. Vamos a desperdi ciar esto?

Hoy es domingo y termino por la tarde lo que empecé a medio  día. Vino mi ex alumno con su novia, de visita. Hablamos un opoco de todo y recordamos la universidad, su gente y aquellos que entonces estaban. Después de un tiempo se fueron, dejándome de obsequio una caja de galletas, que comprpbé al abrirlas que eran de Navidad y el tiempo huyó rápidamente hacia ella. Qué rápidos pasan los días.

Es cierto nos acercamos a la época. Ya viene Navidad.

ES SÁBADO.


El sábado es un día de espera. En primer lugar, esperar que llegue el domingo y así completar la semana. Luego están la pila de cosas que vamos posponiendo durante cinco días para esas horas que están entre el viernes y el último día.

El sábado es día de «geniograma» el quiz de El Comercio, que ahora me sirve de ejercicio para ver ajustadamente. El sábado está lleno de buenas intenciones, acumuladas una tras otra. Buenas intenciones que la mayor parte de las veces quedan solo en eso.

Es día también de limpieza en muchas casas, donde se voltean colchones, se airean ropas de cama y se lustra los pisos.

Sábado, día comodín que muchas veces sirve para resolver mucho o no hacer nada.

Hoy es sábado y sólo quedan 5 horas y media para que vtermine el día.

Cinco horas y media por llenar. Nuevecitas e impolutas, regidas por los relojes o el oscurecer. Tiempo! lo más escaso del universo, en nuestras manos. Sábado. Un sábado cualquiera de cualquier semana o año. Sólo importa que sea sábado. Como hoy.

MÁS SOBRE ESCRIBIR.


Estoy re-leyendo lentamente un libro de ensayos de Ray Bradbury (sí, el mismo de «Crónicas Marcianas») sobre la escritura. Sobre escribir, vamos, titulado «Zen en el arte de escribir».

Ray Bradbury, un prolífico escritor norteamericano, ha sido uno de mis guías de juventud y adultez. Siempre vuelvo a él, porque como pocos, celebra la vida y las cosas simples como sentir la primavera con los pies, saltar cercas, mirar las nubes encontrando formas, o cruzar arroyos. Es el mago de los marcianos muertos y su civilización desaparecida. Tiene gérmenes de discuso para rabinos, poemas maravillosos, obras de teatro, piezas para televisión y escribe prácticamente sobre todo. Lo han catalogado como autor de ciencia-ficción, pero esta  en su vastedad le queda corta.

Escribir, para él es algo que debe hacerse todos los días. Resulta como respirar, y no suelen pasar muchas horas sin que produzca algo que nos llene de placer. Ese placer que encuentra su lugar en lo que no vemos, pero sentimos. Sabemos que está ahí.

Escribir es algo sin lo que el aprendiz de mago (y yo soy un aprendiz) no podría vivir.

Ray Bradbury muestra al hombre como es y traslada a otros mundos su cotidiana sencillez, llevendo con él, en su estupidez,  todo aquello que ha hecho de la tierra un lugar que resulta inhabitable.

Pero mi entusiasmo por el autor termina en este caso opacando su tema.

Escribir, lo dije ya, es como respirar, o debe serlo para lograr que cada instante valga la pena. Habla de sus autores preferidos como de viejos amigos que no sólo han llenado sus momentos sino que le han dejado un sedimento hermoso. Sedimento que él utiliza, en líneas generales en lo que escribe.

En este librito, dice «No quiero sobrevalorar el asunto, pero maldita sea, me encanta  ese niño de nueve años fuese quien demonios fuese.  Sin su ayuda yo no habría sobrevivido para presentar estos ensayos.» Se refiere a él, por supuesto y a su anécdota sobre esa edad, cuando rompió sus cómics el año 29, para luego tomar la determinación de volver a comprarlos y coleccionar.

Escribir para este norteamericano está idisolublemente ligado a leer.

Seguramente seguiré ahondando más sobre el tema. Ahora me quedo aquí porque la mano duele un poco.

ESCRIBIR.


Este ejercicio sí que es bueno!

En mi caso, además de pensar en el tema, requiere de paciencia, buen humor y perseverancia.

Paciencia, porque escribir lentamente con un dedo mientras la imaginación vuela, cuesta.

Buen humor, porque hay que tomar las cosas como vienen.

Y finalmente perseverancia, porque perseguir las letras para que formen palabras y luego frases no es fácil, que se diga.

Escribo naturalmente desde hace mucho. Hacerlo me da la oportunidad de corregir, lo que no suele suceder con el habla.

Cada párrafo escrito es una aventura y me complace mucho el ir viendo sómo se van formando las aventuras.

Escribo por el puro placer de escribir. Lo hago también por dinero cuando escribo para publicidad. Esa, creo que ha sido mi pila bautismal.

Escribir requiere un poquito más de lo que yo tengo y doy, claro, pero hacerlo me produce tanto gusto como el que lo hace el leer. La diferencia está en que lo que leo es mejor que lo que escribo y eso me sirve para aprender. Hay tanta lectura, que uno no para de aprender nunca!

Por eso escribo. No sé si lo hago bien o mal. Simplemente lo hago y me gusta hacerlo.

Es curioso que leer y escribir requieran de los ojos y los míos a pesar de los anteojos ven poco y mal.

Escribir siempre ha sido como resolver un puzzle y lo hago cada vez que puedo. Testigo son las palabras que he dejado por ahí.

Escribo porque quiero, y todavía puedo.