Poeta, escritor, compositor, músico, cantante y un gran amigo.
Mes: enero 2009
OPORTUNIDAD
El mundo está lleno de oportunidades.
A veces nos quejamos, porque sentimos que la desgracia cae por todas partes sobre nosotros, como lluvia ácida.
Sin embargo no vemos que al reverso también están lloviendo oportunidades.
Lo digo, porque cada vez que converso con un taxista que tiene título universitario y tuvo que buscárselas porque perdió su trabajo que creyó estable, o hablo con alguien que tiene un pequeño negocio y busca la manera de crecer, me doy cuenta de que a pesar de las trabas y las dificultades, las oportunidades están ahí, para el que se anima a buscarlas; para el que no teme engrasarse las manos y meter los zapatos en el barro o mojarse íntegro.
Oportunidades que muchas veces dejamos pasar porque no se nos ocurre vernos desarrollando tal o cual actividad, o ejerciendo aunque sea temporalmente un oficio determinado. Lo que sucede, pienso, es que creemos que las cosas deben venir a nosotros. Nos acostumbramos a la espera. Y de pronto se trata de salir a buscar: tocar puertas, pasar la voz, ofrecer. Estamos habituados a que nos pidan algo y entonces empezar el ciclo.
Nos hemos olvidado que afuera hay un mar de necesidades de todo tipo y en vez de preguntarnos cómo podemos satisfacer algo de ésa demanda, nos asombramos con la habilidad de otros, contentándonos con mirar y muchas veces envidiar.
Esto, por supuesto, no nos ayuda en nada. Primero, porque no tenemos en cuenta las necesidades, sino lo que ofrecemos. Es que, insisto, nos quedamos en la etapa en que venían a nosotros a pedir; y dábamos lo que teníamos, porque éso era lo que buscaban.
En segundo lugar, porque nos hemos vuelto pasivos. Se ha perdido nuestro espíritu cazador del principio.
La gran pregunta es si lo que yo ofrezco es valioso para las necesidades que existen; si no lo es tal como está, debo adecuarlo. Y la acción importante a emprender es el retorno a la búsqueda. Sin una oferta clara y adaptable, y sin la suficiente audacia para buscar las oportunidades, seguiremos vegetando; quejándonos y mirando como otros sí pueden cruzar las aguas caminando. Porque creen en ellos mismos. Porque saben que si dudan, se hunden.
JORGE AMADO
Estoy aprovechando este verano caluroso y bastante quieto, para releer.
Eso se hace con textos entrañables, con autores queridos, con libros que a veces se deshojan por el uso. Volver a lo ya leído es recorrer historias que siempre esconden novedades, y encontrarse con viejos amigos a la vuelta de la esquina.
De mi desordenada biblioteca tomé «Navegación de cabotaje» de Jorge Amado; libro que tengo subrayado y marcado (tal vez haciendo rima con el apellido del autor).
Nada puedo decir del escritor brasileño más conocido que no se haya dicho ya. Sólo quiero rendir el homenaje de su re lectura intensiva.
Quisiera citar alguno de los párrafos del libro que tengo entre manos, sin que esto signifique violación del copyright:
……………. …………………. …………………
……………. …………………. ………………….
«Tengo, con todo, un cementerio mío, personal. Yo lo construí y lo inauguré hace unos años , cuando la vida hizo madurar mis sentimientos. En él entierro a quienes maté, es decir a aquellos que para mí han dejado de existir, a aquellos que murieron; los que un día tuvieron mi estima y la han perdido.
Cuando alguien rebasa todo límite y me ofende, no me enfado yo con él, no me enojo ni me pongo furioso, no me peleo, no corto mi relación, no le niego el saludo. Lo entierro en la fosa común de mi cementerio – en él no existen panteones familiares, tumbas individuales, los muertos yacen en la fosa común, en la promiscuidad de la vileza , de la maldad. Para mí, aquel fulano se ha muerto, ha sido enterrado, haga lo que haga, ya no puede molestarme más.
Son raros estos entierros -menos mal!-. Sólo a veces un pérfido, un perjuro, un desleal, alguien que ha faltado a la amistad, que ha traicionado al amor, alguien que fue excesivamente interesado, falso, hipócrita, soberbio -la impostura y la presunción me ofenden fácilmente. En el pequeño y deslucido cementerio, sin flores, sin lágrimas, sin sombra de añoranza, se pudren unos cuantos sujetos, unas cuantas mujeres. A unos y a otras los he barrido de la memoria, les he retirado la vida.
Encuentro en la calle a uno de ésos fantasmas, me paro a conversar, escucho, correspondo a las frases, a los saludos, a los elogios, acepto el abrazo, el beso fraternal de Judas. Sigo alelante. Él piensa que me ha engañado una vez más, y no sabe que está muerto y enterrado.»
IN THE NAVY
Fuente: YOUTUBE
STAND BY ME
Y TODO SIGUE IGUAL…?
En agosto de 1992, en el número 1 del Boletín Publicitario del Instituto Peruano de Publicidad, salió publicada una colaboración mía, la cual reproduzco aquí sin cambiar una coma. Su vigencia, después de tantos años es absoluta y cada vez más notoria.
LA BENDITA ESTRATEGIA
Hasta hoy recuerdo una conversación sostenida hace muchos años con quien fuera mi gerente en McCann Erickson Colombia, Samuel Guzmán; él me dijo: “Manolo, no me importa cómo llegues al resultado (la campaña); lo que quiero es que una vez obtenido lo que buscas, me lo expliques. Que vayas de atrás para adelante. Yo necesito saber cómo llegaste”. Samuel me estaba pidiendo que le detallara la estrategia.
Este pedido lo convertí en una norma propia y aún ahora, luego de aplicar la estrategia en la creación de alguna campaña, una vez terminada esta, meto “retro” y verifico si los resultados están de acuerdo con lo propuesto.
Lo narrado puede parecer un ejercicio ocioso, pero es increíble lo útil que resulta para obtener un trabajo ajustado, concreto y salvo rarísimos casos, acertado.
La estrategia, tan traída y llevada, “cuco” de alumnos y molestia de profesionales, no es otra cosa que los carriles por los cuales discurre veloz, el tren de la publicidad efectiva.
No concibo una campaña publicitaria coherente y efectiva sin una base estratégica bien planteada.
El seguir cada uno de los pasos, no importa el tipo de plan estratégico que se emplee, evita no sólo la divagación y pérdida de tiempo, sino errores por omisión, que pueden darse muy comúnmente si nos abocamos a desarrollar una campaña fiándonos de nuestro “olfato”.
Para poder desarrollar una estrategia acertada, debemos utilizar todas las herramientas que se nos ofrecen. Y una de las más importantes es la investigación. Investigación que nos va a decir cómo es el mercado al que nos dirigimos, donde está ubicado el producto, cuál es la competencia, etc.
La investigación, cuantitativa y cualitativa, es indispensable a la hora de formular una estrategia. Sólo conociendo al enemigo y la topografía del campo de batalla, podremos prepararnos adecuadamente para ganar.
El uso de la investigación por el publicitario ya sea este ejecutivo de cuentas o creativo, es indispensable y su manejo totalmente necesario. Publicista que no investiga se convierte pronto en un espécimen extinguido.
Podría extenderme carilla tras carilla con esto de la estrategia, pero no sólo la falta despacio me detiene, sino el aburrimiento que voy a causar en ti que me lees.
Quiero, sin embargo, dejar bien claro que cualquiera sea la estrategia que se emplee, siempre es preferible a no emplear ninguna.
Cada agencia de publicidad se precia de trabajar “a su modo”. Muchas ofrecen modelos de estrategia distintos, les ponen nombres sonoros e interesantes. El asunto es tener algo en qué apoyarse a la hora de planear una campaña. “La estrella, “El grid”, “las respuestas del consumidor”, “El plan T”… Todas nos ayudan a llegar a buen puerto. Todas permiten una publicidad sólida, profesional. Su uso adecuado es muy importante.
Aprendamos la estrategia. Usémosla; al derecho y al revés. Es la mejor garantía de un buen trabajo. Y eso es lo que nuestra publicidad necesita.
Debe estar conectado para enviar un comentario.