LA ESTUPIDEZ TAMBIÉN ES CONTAGIOSA…


Antivirus gallego Foto que me llegó por correo y que pone varias cosas en su lugar.

…y puede ser mortal.

Es cierto que recorre el mundo un virus que ha ido cambiando de nombre hasta convertirse en algo que parece la identificación de un explosivo. Un virus que produce influenza o gripe y que en personas con las defensas bajas, ha demostrado ser mortal. Como son mortales (y más virulentos) el ántrax, la rabia y enfermedades con las que convivimos como la tuberculosis y el SIDA. El hambre también es mortal. Millones de personas mueren de hambre  cada minuto en éste idílico (desde el espacio) planeta azul que ahora por la conaminación debe verse medio plomizo.

El virus ha causado alarma a nivel mundial y como si una nueva peste negra cabalgara asolando ciudades y campos, el pánico se ha apoderado de mucha gente;  pánico avivado y promovido por medios desesperados por vender. Pánico que ha aterrizado en el Perú (esto de la globalización tiene sus bemoles).

Cuántos enfermos por éste virus hay en nuestro país? Dieciseis en este momento.  Y si no me equivoco somos 29 millones  de personas.

Entonces la verdad es que lo que cabalga es la estupidez.  Cabalga, vuela y se propaga más rápido que el virus AH1N1.

Veo mascarillas en las fotos y videos de los diversos medios «informativos». Veo «autoridades»  exigiendo su uso. Inclusive, una institución estatal de salud las repartió con una revista.No era que no servían,  en realidad?

Los medios buscan vender, las autoridades  figurar ylos que pueden,  sacar su tajadita a costa del miedo.  Es que los niños de Cerro de Pasco, con plomo en la sangre,  son un caso menos grave que los 16 afectados por un fuerte resfrío internacional?


OSCAR UGARTE Y LA FIEBRE INFORMATIVA


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Foto: AGENCIAPERU

El revuelo es mundial. Todos los medios y las conversaciones giran alrededor de la llamada fiebre porcina.

El Perú no podía ser menos y sucede lo de siempre: los medios tratan de vender ejemplares y espacio.

Más que informar, la mayoría parece que busca alarmar, desesperar y conseguir atraer la atención y el dinero del público. Es cierto que hay quienes informan y bien. Pero son los menos.

Medios que ahora piden que el Ministro de Salud » se vaya a su casa» porque primero nos alarmó y después desinfló la noticia, en apariencia. Es cierto que el tema no es como para jugar, pero tampoco para lucrar.

Conversé una sola vez con el doctor Óscar Ugarte hace bastante tiempo y recuerdo a un hombre mesurado y con una fuerte inclinación social en su profesión (donde tanto mercachifle existe, por desgracia). Cuando lo vi como Ministro de Salud sentí que iba a entrar un profesional de la salud en el tema (donde antes hubo…¡un economista!) y pensé que le esperaba una tarea inmensa , como a cualquier Ministro que quiera hacer bien su trabajo.

El tiempo fue demostrando que las trampas eran innumerables y que se hacían para que el Ministro cayera en ellas.

Sin embargo, confirmé mi primera impresión: sensato, tranquilo y profesional. Poco «político». Así en minúsculas y entre comillas.

En el caso de la gripe porcina dijo lo que en ése momento parecía ser. Si se hubiese callado, los medios hubieran vociferado: «¡El ministro de Salud no informa, se corre!…¿Qué esconde?». Ahora, como dijo lo que se conocía médicamente y no resultó ser cierto, en vez de respirar tranquilos, respiran por la herida y aprovechan la oportunidad para pescar a río revuelto.

Es cierto que de pronto el ministro informó sin tener un 100% de conocimiento. Pero ¿el Presidente no minimizó la magnitud y los muertos del terremoto del sur en un primer momento por falta de información? ¿Se ha ido a su casa?

No se trata de ejercer la defensa del Ministro. Sucede que los medios tienen en su haber una lista larga de linchamientos sin que demuestren que cuando se equivocan, rectifican con la misma importancia. Me dirán que esto sucede en todo el mundo. Así es. Pero no por éso está bien para mi modesto entender.

Creo que no detendremos la gripe porcina con un Ministro yéndose a su casa. Hacen falta conciencia, unión y responsabilidad. Cosa, ésta última, que parece no existir cuando todos gritan.